martes, 22 de septiembre de 2015
Crónica de un descenso anunciado
Dentro del acotado margen que encierra un año calendario, el club de barrio Ludueña pasó de estar a punto de conseguir su anhelado ascenso a la B Nacional (cuando cayó derrotado en Córdoba por Talleres poniéndole punto final al sueño de grandeza) a su pérdida de categoría que lo condenará a jugar la próxima temporada en el Federal B. Y todo dentro de un insignificante lapso que casi no deja lugar para la reflexión. El fuerte y sorpresivo golpe actuó más o menos como una amputación de muelas sin anestesia que no pueda dejar más que bronca -por no haberla previsto- y dolor -no sólo momentáneo, sino por sus calamitosas consecuencias posteriores-.
No obstante, el descenso de Tiro (al) Federal (B) es un hecho que puede interpretarse de múltiples y atinadas maneras, pero resulta pertinente y tarea obligada consultar los antecedentes que llevaron a este trágico destino. Luego del no-ascenso del año pasado, el club tirolense sufrió (producto de una necesitada comisión directiva, ávida de recuperar capitales para combatir los números rojos y obligada a diagramar una temporada gasolera) un desmantelado del plantel en el cual se vendieron los jugadores y las bases más importantes del equipo y se renovó -casi en su totalidad- la plantilla. Además, un significativo recorte en los presupuestos anunciado a principio de año y secundado por la lúgubre y acertada declaración del presidente Carlos Dávola que"desde lo futbolístico [el 2015] será un año de escasas alegrías".
Todo un previsor, Carlos Dávola, quien había asegurado "hacer un torneo propio sin importar lo que hagan los demás" y que esperaban "defender la categoría". Pero la problemática central tiene su epicentro en la falta de un proyecto a largo plazo. Vayamos a las evidencias fácticas que demuestran lo improvisado sobre la marcha que estuvo el proyecto y la falta de interés por sus catastróficos resultados: tres cuerpos técnicos se llevó puesto, hasta hoy, día de la primavera, el presente del club. El primer nombre que aparece en la lista de los descartados es el de Marcelo Vaquero, que duró tan sólo dos partidos -y ocho goles recibidos- en su cargo y presentó su renuncia dejando el banquillo vacío desde la tercera fecha del Federal A. Más tarde, Rubén Agüero, el experimentado DT que llegó desde Buenos Aires con el traje de salvador, fue despedido con seis fechas en su haber por no haber conseguido los resultados esperados.
Dos entrenadores que se fueron del club en apenas ocho fechas no pintaban un panorama alentador ni rosa (como el color de la actual casaca), sino más bien que representaban un fierro caliente que ningún hombre se atrevió a agarrar. Y en parte así fue, ya que no uno, sino un par de hombres tuvieron la ardua tarea de reflotar la situación: la dupla técnica comandada por Pablo Castella y Alberto Bulleri. Aunque seguramente quedarán grabados -injustamente- como las caras visibles del descenso, no son ni mucho menos los mayores responsables de este anunciado final, ya que hacerse cargo del timón en medio de una densa tormenta sólo puede ser hazaña de valientes.
Una digresión obligatoria que cabe mencionar es la del -ya rescindido- convenio entre Tiro Federal y la pasada comisión directiva de Rosario Central, que afectó sin dudas las raíces de la institución tirolense. El contrato, poco claro y lleno de polvo, consistía en el libre intercambio de jugadores y se terminó presentando como un simple favor cortoplacista que en realidad resquebrajo a la cantera del Tigre, obstruyendo la llegada al plantel mayor de varios pibes que entonces fueron tapados por experimentados jugadores canallas pasados por Tiro sin pena ni gloria y que terminaron siendo vendidos a otros clubes dejando la suma de cero pesos en las fuentes de la propia comisión dirigida por Dávola. Aparte de obviar el hecho de que los mejores canteranos del club de barrio Ludueña terminaron en las arcas del de Arroyito.
En el actual torneo, fueron escasas las alegrías e innumerables los sinsabores, comenzando por la prolongada agonía que significó quedarse con el grito de ascenso atorado en la garganta y que se fue olvidando con el pasar de las fechas cuando el equipo, machacado de golpes, no demostraba signos vitales y seguía hundiéndose en un mar de incógnitas que desembocaría en el descenso.
La realidad, los números y el presente indican que el Tigre jamás sacó a relucir sus garras y dientes, mucho menos su amor propio, para afrontar lo que desde el vamos se presentaba como un dificilísimo año que enmarcaba a un plantel diezmado sin su voz de mando original, un cuantioso recorte en los presupuestos y un torneo hipercompetitivo que terminaron siendo más que él.
lunes, 14 de septiembre de 2015
El fútbol brilló por su ausencia
Foto: (Télam). |
El empate entre Central y Newell’s dejó sensaciones opuestas
de cara al futuro para cada uno. Por un lado, el Canalla se quedó masticando
los sinsabores de un punto que lo aleja de la cima y no pudo capitalizar la
derrota de San Lorenzo. Mientras tanto, en el equipo del Parque la igualdad cae
mejor porque sirvió para cortar una racha de cuatro clásicos perdidos y además,
porque pudo demostrar que no existe una sola manera de jugar al fútbol.
El equipo de Bernardi plasmó en el campo de juego un sistema
que no asumió demasiados riesgos: priorizó proteger la retaguardia y
convertirla en una efectiva telaraña capaz de absorber y frustrar todos los
avances auriazules. En contrapartida, Central no pudo resolver nuevamente el
cerrojo defensivo en su casa y se terminó quedando con las manos vacías.
Desde la previa, el cambio en la fisonomía del equipo de
Arroyito se planteaba como una incógnita a resolver, debido a que el Canalla
había perdido su enlace entre el medio y la delantera (Cervi) y Musto no era la
alternativa para cohesionar el discurso de juego.
A su vez, Newell’s supo extirpar de sus entrañas la doctrina
“tatista” y se mostró más plegable a las necesidades del resultado. Es cierto
que resta demostrar si se trató de una disrupción total o de un caso aislado;
es decir, si fue una fenomenal excepción por lo urgido que estaba la Lepra de
sumar contra Central o si éste será el nuevo sello rojinegro a partir de ahora.
En definitiva, a base de garra y mezquindad, Newell’s pudo ocultar bajo la
alfombra sus limitaciones futbolísticas y terminó quedándose con las más claras
del derby.
Central, con un equipo partido, careció de luces de tres
cuartos para adelante y se terminó perdiendo en un laberinto sin salida. Otro
detalle a destacar es que a la falta de juego no la complementó con su intensidad habitual que lleva a
encerrar a los rivales en el área.
Ambos conjuntos
terminaron ajustándose a un empate por las precauciones de no ir a buscarlo. Tanto
canallas como leprosos tuvieron más miedo de perderlo que ganas de ganarlo, y
por eso el clásico se terminó esfumando como un olvidable partido.
jueves, 21 de mayo de 2015
Hilos del poder mediático
Desde los orígenes de la humanidad hasta hoy, innumerables cuestiones de nuestras vidas diarias han cambiado. Lo que jamás pudo modificarse, es que todos vivimos y viviremos bajo el señorío de lo que podría englobarse en una sola palabra: poder. Este siempre fue la herramienta primordial para establecer el orden mundial. En cualquier ámbito que se lo busque –desde la Casa Blanca hasta una humilde casita en los suburbios de Luanda-, él está presente. Y Argentina no es la excepción. Se puede discutir si aquí el verdadero poder reside en el Estado o en la población. Lo que resulta invariablemente indiscutible al hablar de poder, es el importantísimo papel que cumplen los medios de comunicación; ya sea en representación de uno o de otro.
Ya lo decía, hace
cientos de años, el padre del periodismo argentino Mariano Moreno: “Los
pueblos nunca saben, ni ven, sino lo que se les enseña y muestra; ni oyen más
que lo que se les dice”. Esta fórmula recitada por un personaje tan inteligente
de nuestra historia, que sabía lo que decía y que estaba en todos sus cabales
al hacerlo, no es ni cruel ni benigna. Simplemente es real. Representa una
verdad histórica tan grande como el extenso territorio de nuestro país.
Para ponerle nombres
a las partes y ser más explícitos, la pelea Clarín-Gobierno no es un problema
de esta empresa ni del kirchnerismo. Son diferencias que siempre existieron
entre el Ejecutivo (primer poder); y el periodismo (cuarto poder
–o quinto, según algunos autores que definen, y con razón, al económico como
tal-). Desde su nacimiento, el periodismo fue tan vital como indispensable para
el ciudadano. Supo defenderlo con coraje en el día a día para mejorar su
calidad de vida. Entrañables son aquellos años en que la figura periodística
representaba al abogado del pueblo y no del diablo.
Desde los lúgubres noventa,
esa esencia fue transmutando por completo y sus objetivos terminaron de
desviarse de su eje para, difícilmente, retomar el andén de la ética. Previo a
esta época destructiva para la sociedad argentina, abundaban los
periodistas-investigadores. Hoy existe superpoblación de militantes formadores
de opinión. No vemos más que en esos indefensos aventureros con micrófono la
visible cara de los intereses económicos que representan. (Y con esto queda
claro que algunos autores tenían razón: el poder económico le ganó el cuarto puesto
al periodismo, pisoteándolo y dejándolo en coma. Tanto que hoy su vida depende
de él.)
La objetividad
escasea y el verdadero sentido por las cosas importantes se pierde en las
oleadas de sobreinformación recibidas diariamente. Programas de televisión que
repiten incansablemente temas banales para cubrir huecos vacíos; programaciones
radiales que duran la mañana entera y, al no tener información, la terminan
dibujando con pinceles. Y por último, la más peligrosa y amenazante de todas
las maneras de ejercer la profesión, los portales web. Estos, no hacen más que
afirmar la rapidez insustancial, la inmediatez de la info y la necesidad del minuto
a minuto que, en conjunto, han degenerado al periodismo hasta su
desconocimiento, tornándolo trivial, insípido, anodino e intrascendente. Tener
la primicia es menester para cualquier medio –grande o chico- y ya no importa
el contenido o la laboriosidad con la que se trabaja una nota, sino su simple
antelación. Quizás el diario, por su forma de trabajo, sea el único que resista
esta problemática (aunque de eso se han encargado ya los programadores,
creándoles a todos ellos su correspondiente sitio de internet).
No se chequea con
otras fuentes lo publicado ni se garantiza la veracidad de la nota, para no
perder de mano con el “rival”. Utilizo esta dura denominación porque hace
tiempo dejó, para mí, de ser válido el vocablo “colega”. Un periodista de Clarín
y uno de 678 no pueden ser sino rivales. Discúlpenme y no se ofendan.
Por más que alguno se resista, la corriente ideológica (la bajada de línea) los
lleva a eso y nada pueden hacer para contraponerse si quieren seguir llevándole
comida a la familia. Asimismo, los seguidores de un programa y otro llegan a
ser rivales. Con los años, la grieta que divide a nuestra sociedad se ensancha
y parece, a esta altura, irreparable. Vivimos en un mundo binario: K y anti-K.
Como diría Carl Schmitt, ese mundo “no puede sino desatar una guerra”.
El periodismo del
siglo XXI, si bien trivial, se ha tornado temiblemente poderoso. Uno se
pregunta, ¿cómo puede ser trivial y poderoso a la vez? Lo uno lleva a lo otro. El
lavado de cabezas y la idiotización lograda por medio de programas como
Tinelli, Rial o Gran Hermano; la sumisión de los sujetos y las colonizaciones
de las subjetividades. Todas ellas se han vuelto patentes del poder mediático.
La manipulación del sujeto es el arma con la que el Imperio impone en el mundo
sus intereses políticos y económicos.
Tampoco esta violación
a la capacidad de pensar y esta succión del instinto para la realidad, es
únicamente un sello distintivo del poder mediático. Cabe recordar que tiene sus
orígenes cientos de años atrás. El papel que cumplen hoy los medios masivos es
análogo al de la Iglesia en la Edad Media: esclavizar las almas, abolir el pensamiento y monopolizar la “verdadera ética”.
Argentina es una
hormiga en la representación del universo del poder. Para ejemplificar a lo
grande, nos remitimos a Rupert Murdock, dueño de la cadena FOX. Es el pulpo
mundial. Sujeto absoluto centrado en el corazón del Imperio que se arroja a la
colonización de las subjetividades del mundo para someterlos a sus proyectos
políticos (que representan, lógicamente, a Estados Unidos). Recordemos que todo
régimen totalitario necesita de estas importantes vías de penetración
ideológica, que entretengan, seduzcan… y sometan.
Por este motivo, los
medios masivos de comunicación no dejan de ser extremadamente peligrosos en una
frágil y crédula sociedad como esta, dispuesta a ser manipulada como marioneta
por los soldados del Imperio comunicacional. Para que este plan dé sus frutos,
siempre se debe contar con el idiotismo de los sujetos. Una vez que conquistado
dicho idiotismo, se lo profundiza y se trata de evitar que el sujeto huya de
él. Como bien dice Feinmann, lo fundamental que hay que quitarle al hombre para
someterlo, es la conciencia (no existe contrapoder sin conciencia crítica).
Imaginan un mundo
perfecto, donde los subversivos son «células dormidas» y por ende, no se les
oponen. Donde pueden quitar y poner a su antojo. “Uso lo que hay que usar y leo
lo que hay que leer”. Se me viene a la mente –con nostalgia- aquella vieja
frase que dice que “el buen periodismo dice la verdad y la buena literatura
miente”. En la actualidad, la verdad
está monopolizada; la realidad es una construcción interesada del medio
que la enuncia. Y comunicar una verdad
por medio de tantas bocas (facultad únicamente atribuible a los medios masivos)
es transformarla en verdad de todos. Las voces alternativas son pequeñas y, por
fin, superadas por el emisor hegemónico, quien las llevará a la quiebra o las
incorporará al grupo monopólico.
Pocas cosas le
resultan más cómodas al poder de turno que esto. Se ha exterminado la
subjetividad. Para ellos, somos objetos a los que se nos imponen sus intereses.
Cuando Hardt y Negri conjeturaron que el
imperio engendra la multitud que habrá de destituirlo seguro no previeron
lo debilitados y desamparados que íbamos a estar contra el sistema del poder
mediático en el tercer milenio, que tanto nos quita y nada nos aporta. Sólo
desinformación y naderías.
¿Y cómo no va a poder
tergiversarse la realidad, el presente?, si hasta el pasado puede modificarse
(los historiadores no paran de demostrarlo). Sartre lo dijo y Foucalt lo reafirmó:
“Somos sujetos sujetados” que no pensamos, sino que somos pensados.
Está en cada uno de
nosotros torcer ese triste destino al que nos llevan los centros onerosos del
mundo. Para informarse en el siglo XXI, se necesita ser un escéptico y ateo del
honesto y puro periodismo. Éste no existe, se extinguió hace años como el
mamut. Se transformó en militancia. Hay que sacar del cajón las pinzas y leer
con rigurosidad lo que se nos vende como mercadería (inevitablemente, cuando la
información es vendida como mercadería triunfa el capitalismo y muere el verdadero
periodismo).
Maximilien Robespierre
pronunció, en aras de la Revolución Francesa, una frase cuyo candor nos sirve aún
para hacer analogías con las relaciones pueblo-poder. Dijo: “El peor enemigo de
un gobierno corrupto, es un pueblo culto”. Jean-Paul Sartre, varios años
después, le dio un giro filosófico y colorido a la frase de su compatriota
francés, que viene como anillo al dedo para cerrar el ensayo como reflexión
final: “Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos
con lo que han hecho de nosotros”.
martes, 19 de mayo de 2015
Xeneizes: vencedores y vencidos
Las últimas horas del sábado, CONMEBOL dio a
conocer detalles sobre la sanción a Boca por el incidente en La Bombonera,
ocurrido el pasado jueves en el cruce de vuelta por los octavos de final de la
Copa Libertadores contra River.
Un verdadero bochorno la
liviandad con que se tomó el caso en los escritorios y con la que se resolvió
el fallo final. No bastó la exclusión del equipo de la vigente competencia, ni
alcanzan los 200.000 dólares de multa o los ocho próximos cotejos sin estadio
ni público para resarcir los daños causados.
La salud de los
jugadores –y de las personas sobre todo- es un valor que no tiene precio. Hasta
el día de hoy, no se conoce con especificidad el tipo de gas utilizado para
dañar la integridad de los “rivales”, ya que aún no se han realizado los
análisis toxicológicos correspondientes. Doctores y especialistas afirman que
las consecuencias pudieron haber sido mucho peores y los posteriores lamentos,
trágicos e infinitos.
El club responsable
debería bordarse una nueva estrellita en su escudo gracias a las negociaciones
que el abogado de la entidad llevó a cabo en Paraguay, país sede de la
CONMEBOL.
Por haber matado al
fútbol, tanto en juego como en espectáculo, la sanción resulta casi imperceptible.
La terminaron sacando barata Daniel Angelici y su gente, ya que se hablaba
previamente de medidas más severas: una hipotética prohibición del estadio más
duradera y no sólo en el ámbito internacional.
Sin embargo, sanciones
deportivas menores y un monto de dinero que no representa grandes
inconvenientes para el club más millonario de la Argentina, dejan abiertas las
heridas y hacen balancear con mayor vehemencia la espada de Damocles que pende
sobre la cabeza del fútbol nacional.
Como futboleros pero más aún, como actores
sociales, tenemos un deber sustancial que es reconstruir el camino que nos está
empujando hacia el abismo que causará la desaparición del espectáculo; y
comenzar a caminar por nuevos senderos que nos devuelvan la transparencia del
sano folklore.
No obstante, para jalar la punta del ovillo
hay que tener en claro que fue desde la llegada de las barras bravas, allá por
los setenta, que la violencia se
instaló en los estadios con mayor magnitud año tras año. Entonces ése es el
cáncer que habremos de combatir para volver a la normalidad. La inquietud
dominante es cómo llevar a cabo su erradicación si los delincuentes del fútbol
son los brazos armados de dirigentes, políticos y narcotraficantes.
Los violentos han
vencido en las canchas y los dirigentes avalan desde el escritorio. El grado de
permeabilidad institucional se volvió nuestro sello distintivo, sobre todo
desde los inicios del Grondonismo. Las barras bravas gobiernan los clubes y
desde la cumbre política, nada se hace para extirpar ese tumor maligno que enferma
gradual y paulatinamente y que nos lleva, inexorablemente, a la muerte más
dolorosa que puede sufrir un verdadero hincha: dejar de ir a la cancha.
Una nueva derrota.
¿Hasta cuándo?
miércoles, 13 de mayo de 2015
Operación: Colonizar el Poder Judicial.
El kirchnerismo arremete contra el juez Fayt
Estamos acostumbrados
a los repentinos ataques del gobierno a la justicia –o a cualquier poder que le
sea incómodo-, pero este en particular tiene un grado de inmoralidad y de
irrespetuosidad altísimo. La oposición, aunque resiste, ha tomado el asunto con
cierta liviandad y (creo yo) sin advertir la gravedad del suceso.
El argumento del
gobierno es totalmente insípido, carece de fundamentos. Se acerca más a lo que
sería una estigmatización. La única imputación que se le hace al Ministro de la
Corte Suprema es la de ser viejo, y eso no está escrito en la constitución. Es directamente
un ataque a un juez independiente que revuelve con el dedo la llaga de Cristina
y sus acólitos. También a la Corte, que es uno de los pocos estamentos del
Poder Judicial que escapó de la colonización del kirchnerismo y que constituye
un último límite institucional para el Gobierno. Para ser más claros, es el único
poder que le falta conquistar al Ejecutivo para alcanzar un autoritarismo
característico al de un gobierno totalitario que intenta quebrantar la división de poderes acuñada por Montesquieu en el siglo XVIII que
hacen república a una república.
El objetivo de la
operación es evaluar las aptitudes de Fayt, que inevitablemente –le cueste a
quien le cueste- adquirió con la experiencia a lo largo de décadas en el puesto,
y sus capacidades cognitivas para el ejercicio de la magistratura. Ahí sí podemos
consensuar un chequeo en forma de re-evaluación. Hay que aclarar que la salud
de un funcionario público no califica dentro de vida privada, ya que es un hecho de interés público y que debemos
conocer los ciudadanos.
Lo que me hace
muchísimo ruido y evidencia la putrefacción estatal, es que en la misma reunión
donde se discutió con fervor el tema de Fayt, se rechazaron los pedidos de
juicio político contra el vicepresidente Amado Boudou, que por cierto tiene dos
procesamientos por corrupción (uno por la causa Ciccone y otro por
falsificación de documentos públicos).
Este amiguismo y favoritismo
que propone el modelo de Cristina Fernández de Kirchner es una fuerte violación
a nuestros derechos como ciudadanos de una república. Y la búsqueda de destituir al fogueado Ministro de la Corte Suprema, Carlos Fayt, parece a grandes rasgos la necesidad de forjar un escudo que proteja a la presidenta -y a muchos funcionarios públicos- debido a un posible cambio de timón en el Poder Ejecutivo.
lunes, 11 de mayo de 2015
La construcción en Rosario: contaminación, falta de espacios verdes y tráfico pesado.
Hipótesis de una investigación inminente.
Realmente nos interesa –y hasta preocupa- presenciar en primera persona el
apabullante crecimiento de la edificación en la ciudad de Rosario, que no está correctamente
planificado porque la “cantidad” no hace la “calidad”. Con calidad de vida no
estamos hablando de lujos que puedan darse personas de clase media-alta en un
departamento con vista al río Paraná; sino todo lo contrario. Su aspecto
negativo, que es nada menos que la imposibilidad de aquellas personas sin un
piso y un techo de habitar estas construcciones. Esto se debe a los elevados
precios de nuevos y modernos edificios, que claramente no están hechos para
darles un hogar a los que no tienen acceso sino que se trata exclusivamente de
suntuosidades.
Entonces nos preguntamos, ¿se
está solucionando el problema de la pobreza o se está colaborando a
acrecentarla? ¿Hasta qué punto es correcto levantar inmensas torres para tapar
las sombras de las villas? Es evidente que el dinero está, pero… ¿se está
invirtiendo correctamente o las empresas tienen las prioridades desordenadas?
Este flagelo necesita encontrar
una solución pronta y, año a año, lo único que se hizo desde la política fue esconder
debajo de la manga como un mago novato y sin experiencia algo que se puede
vislumbrar en el mismísimo momento de ingresar a la ciudad por cualquier acceso:
la abundancia de villas inhóspitas.
Una de las temáticas principales
en la que basaremos nuestra investigación, será cómo las constructoras
destruyeron los grandes parques y zonas verdes con las que gozaba la ciudad, para
vomitar encima de sus escombros shoppings, casinos, centros comerciales, industrias,
negocios, edificios de lujo y demás opulencias.
Además, en cómo la paulatina
desaparición de estas imprescindibles fuentes de vida que son las plazas con
verde y los lugares al aire libre, afecta al ambiente y por ende, agudiza la
contaminación. No es requisito indispensable ser especialista en ecología para
advertir y determinar que los residuos de una fábrica son mucho más
perjudiciales a la salud del medioambiente que el parque donde previamente se
respiraba naturaleza y que después el capitalismo lo convirtió en un mero
escenario de zona industrial.
Para la tercera ciudad más
habitada de Argentina, la falta de terrenos libres (quedan muy pocos en los que
todavía no se haya planificado nada) y la ocupación de los mismos, arrastra un
viejo contratiempo y una gradual dificultad: el pesado tráfico.
Es imposible llegar desde tu casa
al trabajo, a la escuela o adonde sea que vayas, sin haberte estresado
previamente. El hacernos “mala sangre” al volante es nuestro sello distintivo.
Ni hablar del caos y el tiempo que implica transportarte al centro de la
ciudad, ya sea en auto, en colectivo o en bicicleta. Resulta misión imposible
no toparse con una calle reducida por “obras en construcción” o bien, cerrada.
Como consecuencia de esto, el embotellamiento que se produce –casi como
experiencia cotidiana para los rosarinos- deja algunas secuelas: vías de
transporte trabadas, olor a nafta quemada y bocinazos por doquier.
Estos grandes revuelos han causado
que se extermine con la tranquilidad, el orden y el aire límpido que alguna vez
reinó en las calles de Rosario; para cederle el pedestal de los vencedores al
caos, a la vorágine y a la temida contaminación, que se lleva el primer puesto.
Nuestro objetivo en este trabajo
será abordar las múltiples problemáticas que conlleva la construcción en
Rosario, siendo ésta el centro de la investigación que llevaremos a cabo. Nos
permitiremos también navegar por lateralidades como la desaparición de espacios
verdes, la contaminación del medioambiente y el pesado tráfico de nuestras
calles, pero nunca desviándonos de nuestro eje.
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