jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Hay un recambio generacional de entrenadores?

Aquellos históricos directores técnicos, quienes alguna vez supieron cargarse de laureles engrandeciendo la historia de sus clubes, hoy son reemplazados por jóvenes ex futbolistas o entrenadores que terminan siendo más fructíferos, en este fútbol nuevo y renovado.

 La forma de jugar ha cambiado, eso es indiscutible. Ya no existe el “fútbol espectáculo” de antaño, cuando en los ’70 y ’80, la gente se sentaba en su butaca predilecta del estadio, a disfrutar de un show. Un show, en donde se celebraba una gambeta, un caño o una rabona –así sea del rival.

 Contrariamente, hoy se aplaude al que más corre, algo que no cabe en la cabeza de ningún viejo futbolero. El juego lento y vistoso ha desaparecido, para darle lugar al estado físico, la táctica, y por consecuencia, la rusticidad. Se ha restringido la libertad de los protagonistas; tornándolos soldados del sistema táctico.

 Por ende, podríamos decir que la manera de jugar, y las enseñanzas o el entrenamiento que reciben los flamantes jugadores, han cambiado drásticamente nuestro fútbol, excluyendo a un lado a los viejos ideólogos.

 Quienes terminan pagando los platos rotos, son los antiguos entrenadores que no terminan adaptándose. El caso de Carlos Bianchi en Boca; o el de Ramón Díaz en River, son los más famosos ejemplos entre miles de casos. El primero, quien retornó por la puerta grande, emulando la entrada de Napoleón a París, se tuvo que terminar marchando por la puerta chica de atrás, al no haberle encontrado la vuelta al fútbol actual en dos años a cargo del equipo. Hoy, el joven Arruabarrena, le ha devuelto la ilusión al hincha xeneize. El caso de Ramón, sin embargo, es un poco distinto. Si bien, su partida fue por el arco del triunfo, no muchos lo extrañan gracias al maravilloso fútbol que despliega el equipo de Marcelo Gallardo. 

 Los recién mencionados, son apenas dos granitos de arena en medio de un desierto. Hace algunos años, en Racing, se dio el benévolo y saludable cambio de Luis Zubeldía por Alfio Basile; y remontándonos al ascenso argentino, el Lobo platense descendió a la segunda categoría del fútbol argentino tras pésimos resultados de Ángel Cappa, y ascendió gracias al notable rendimiento alcanzado por Pedro Troglio.

 Este Torneo de Transición 2014, se ha devorado a varios entrenadores apenas en el inicio del mismo.  La poca vida útil de los técnicos y los urgentes resultados que se exigen en la actualidad, imposibilitan a los técnicos pensar en un proyecto que funcione con el tiempo.

El sistema del fútbol argentino nos ha llevado a esto, la imperiosa necesidad de sacar puntos, sin importar el mañana. Las nuevas reglas, sin lugar a dudas, están relegando a viejos entendedores, forjando así un recambio en las direcciones técnicas. ¿Hacia dónde marchamos?
  



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