El petróleo es el principal combustible que hace girar nuestro planeta. Hoy en día, es una obviedad que todos sabemos. No se inventó todavía, alguna alternativa que suplante al “oro negro”; mucho menos una fuente de ganancias más fabulosa. Se ha convertido en la riqueza más monopolizada de todo el sistema capitalista, y por ende, la más buscada y deseada por los vastos centros onerosos del globo terráqueo.
Los países del primer mundo, ávidos de dicho combustible, se
han empotrado en grandes y cruentas contiendas bélicas favorables al
imperialismo que consume, debilita y empobrece a naciones que tienen la suerte
–mala suerte- de poseer petróleo en sus subsuelos. Se han tornado esclavos del
brutal imperialismo de empresas privadas cuyos dueños, destronaron reyes y hacen
lo propio con presidentes a gusto y
piacere (algo que no muchos saben) con maléficas y secretas conspiraciones.
En otras palabras, parece
que los benignos países subdesarrollados aportamos la saliva y la comida, y las
empresas estadounidenses o europeas, se limitan a poner la boca. Esta maniobra
oligárquica, no deviene en otra cosa que enriquecimiento ajeno y pobreza
propia.
Volviendo al temita
de las empresas que operan el mundo como un titiritero a su muñeco de tela,
para los que lo desconocen: el cártel del petróleo nació en 1928, en un
castillo de Escocia rodeado por la bruma, cuando la Standard Oil, la Shell y la
British Petroleum se pusieron de acuerdo para dividirse el mundo (colocando
filiales petroleras en casi todos los rincones del planeta). De allí, oscuras
conspiraciones han derrocado gobiernos e ideologías. ¿Vamos a los hechos aledaños?:
en 1930, cuando el Congreso Argentino se dispuso votar la ley de
nacionalización de petróleo, el caudillo nacionalista Hipólito Yrigoyen se cayó
(lo tiraron) del sillón de Rivadavia; Ramón Castillo fue derrocado del poder
“justo” cuando tenía a la firma un convenio que promovía la extracción del
petróleo por los capitales norteamericanos; en 1955, Juan Domingo Perón marchó
al exilio cuando el Congreso estuvo a punto de aprobar una concesión a la
California Oil; Arturo Frondizi, desencadenó problemas militares al anunciar el
llamado a licitación que ofrecía el subsuelo del país a empresas extractoras de
petróleo. En fin, no me quiero remontar a otros países, en cada uno de ellos
seguro hay situaciones similares al indagar su cronología.
¿Será reemplazado en
algún momento el petróleo? No lo sabemos. De lo que estamos seguros, es que
el mundo, los gobiernos y las empresas privadas, se mueven a causa y
consecuencia de él, lo que resulta cada vez más peligroso y subversivo para la humanidad. Si algún infortunado tiene pesadillas con la Tercera Guerra Mundial,
sabemos el motivo más lógico que la desencadenaría: el oro negro.
Mas claro, echale petro...digo Agua! Periodistas que denuncien son los que faltan! Felicitaciones Don Turturici!
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